Garcilaso de la Vega, Oda II, editada por Claudia Corfiati . En: Soledad amena. Edición crítica y digital de la obra poética de Garcilaso de la Vega, dir. E. Fosalba, Pronapoli, 2024. <https://pronapoli.com/soledadamena/oda2>. [Fecha de consulta]
Esta oda está dirigida, probablemente como homenaje por su nueva carrera como historiador imperial, a Juan Ginés de Sepúlveda (Pozoblanco, 1490-1573), intelectual polifacético formado en Italia, con sólida cultura filosófica y editor y estudioso de Aristóteles.
La oda podría leerse como un comentario, entre elogioso e irónico, siguiendo en esto el estilo horaciano, sobre el nombramiento, aún no oficial, del cronista del Emperador. De hecho, como señaló en su momento Lumsden (1947: 340) y luego Gutiérrez (1952: 295), y con un efectivo cotejo entre los textos realizado por Alcina Rovira (2023b), el poema está construido en gran parte como una reescritura del Horatius, Carmina, 3, 2. El esfuerzo de emulación del poeta es muy visible (Alcina-Villalonga, 1995: 252, donde se subraya la emulación de Garcilaso de las odas civiles de Horacio, no solo en cuanto a imágenes poéticas, sino también desde el punto de vista del estilo): aunque Garcilaso evita en la estructura de sus versos coincidencias textuales precisas con el texto de Horacio, lleva a cabo un experimento de reescritura que ha parecido extremadamente eficaz a numerosos críticos.
Es posible fechar la composición de la oda con cierta precisión, tanto por la referencia explícita al De covenientia militaris disciplinae cum Christiana religione dialogus, qui inscribitur Democrates de Sepúlveda, editado en Roma en los primeros meses de 1535, como por la alusión más implícita al hecho de que el destinatario había sido nombrado cronista oficial del emperador Carlos V, lo cual ocurrió en abril de 1536. El poema se puede fechar en un período entre febrero de 1535 y los primeros días de enero de 1536, ya que, como sugiere Fosalba (2023: 365), es probable que Garcilaso enviara sus versos al destinatario junto con los Commentarii de Luis da Ávila y Zúñiga (principios de enero de 1536), simultáneamente o casi al mismo tiempo de su tercer periodo romano. Alcina-Villalonga (1995: 252) sugirieron que “la oda podria haber servido perfectamente como una de loso poemas preliminares que figuran en tantas obras históricas del siglo XVI”.
Sistema asclepideo B: compuesto por estrofas de cuatro versos (dos asclepiadeos menores, un ferecráteo y un gliconeo), utilizado por primera vez por Horacio, quien lo emplea para poemas de corta extensión y contenido en su mayoría erótico (Horatius, Carmina, 1, 5, 14, 21, 23; 3, 7, 13; 4, 13), después, frecuentemente emulado en la literatura medieval y, sobre todo, humanística. La estructura de los versos eólico-corímbicos suele ser muy rígida: el bisílabo inicial (base) es normalmente espondeico; sin embargo, en el mundo antiguo no faltan soluciones trisilábicas para la base del gliconeo, y sabemos que, aunque muy raramente, la posición larga del coriambo puede descomponerse en dos cortas. Estas "licencias" se encuentran principalmente en los textos teatrales. Los humanistas más conocidos (de los cuales existen ediciones críticas modernas) son decididamente muy fieles al esquema y siempre respetan la regla de la base bisilábica (Charlet 2020). Así, el esquema métrico quedaría:
El reciente volumen editado por Jean Louis Charlet (Charlet 2020), así como los ensayos recopilados por Stefan Tilg y Benjamin Harter (Neulateinische Metrik 2019), dan cuenta de una cultura métrica neolatina fundamentalmente dedicada al experimentalismo. Por otro lado, la falta hasta el momento de ediciones críticas de numerosos textos latinos del cuarto y quinto siglo que respeten de forma absoluta las costumbres métricas y gráficas de la tradición (y que, por lo tanto, no intervengan para corregir las presuntas "deficiencias" métricas), hace bastante difícil la tarea de definir la regla y resulta extremadamente arriesgado, desde el punto de vista científico, cualquier juicio basado en nuestros conocimientos actuales.
En el caso de Garcilaso y de esta oda en particular, nos enfrentamos a dos defectos prosódicos que también podrían depender de una dificultad objetiva en la construcción del verso: ni siquiera debemos excluir de antemano que el autor no se diera plena cuenta de ello, o que, si el destino no le hubiera impedido editar sus propios versos, no habría intervenido a tiempo con una corrección. Se trata del v. 18, Massylas (segundo pie coriámbico del segundo asclepiadeo menor), que presenta una secuencia decididamente anómala ˉ ˉ ˉ (corregido en P); y el v. 35, ingeneretque furorem (ferecrateo), expresa la secuencia ˉ ˘ ˘ ˉ ˘ ˘ x, con base "trisilábica dactílica".
1-4 Si la Musa solo te ha concedido a ti, docto Sepúlveda, doblar más y más el arco de la religión y de la cruel guerra, y que los extremos curvados no se nieguen a unirse,
5-8 igualmente te ha concedido a ti solo, oh docto Sepúlveda, narrar cómo África se llena de pavor bajo un rey intrépido y pío,
9-12 que, montado sobre un caballo señalado con marcas, avanza raudo a través de densas filas, blandiendo la letal lanza con mano vigorosa;
13-16 a quien la turba abre paso, como los ligeros rastrojos ceden ante las llamas en un bosque árido, o como las nubes se abren en el cielo con los vagos vientos.
17-20 Mientras él, cual belicoso luchador, acosa a los que tiemblan en un círculo incesante, como el cruel león persigue a las mansas fieras por bosques masilios o numidios,
21-24 las prometidas suspiran quejándose con pecho temeroso, acostumbradas a tender la vista sobre las planicies del campo desde las altas torres,
25-28 viéndose ahora privadas de sus amores: “Ay, donceles”, les dicen, “con vuestra fuerza desigual, evitad las armas de César y sus abominables encuentros”. Ya que a sus descendientes
29-32 dio nombre la madre seccionada mientras se afanan por arrancar de sus entrañas al niño lánguido, y de ahí surge el linaje cesáreo, de ahí quien goza con la renovada sangre derramada. ¿Piensas acaso,
33-36 que quien impuso el pie cruento en la vida desde un fúnebre umbral, no sembrarᆠy engendrarᆠdesde ahí un furor sediento de matanza con sangre ardiente?
Traducción del latín al español realizada por Juan Alcina.JAJuan Alcina
1-4 Arco: Solo a Juan Ginés de Sepúlveda, a quien se dirige el poeta, pudo la Musa, inspiradora del canto épico, concederle el éxito de escribir un libro (De covenientia militaris disciplinae cum Christiana religione dialogus, qui inscribitur Democrates, Roma 1535), en el que se trata de forma conjunta de guerra y religión, dos temas polarmente opuestos como los extremos de un arco, y ahora recae sobre él una tarea más importante, la de narrar las hazañas africanas de Carlos V. El poeta utiliza en estos primeros versos esta imagen tan querida en la literatura clásica, es decir, la del arco, instrumento de caza o de guerra, formado por una parte de material flexible, ligeramente curvada, cuyos extremos no se tocan, o no deberían tocarse, y representan los puntos extremos donde se inserta la cuerda extremadamente elástica que sirve como vector del proyectil o flecha. Véase Comentario vv. 1-6
5 musa: No es común indicar una musa inspiradora para la escritura de una obra en prosa, como lo es el De covenientia militaris disciplinae cum Christiana religione dialogus, qui inscribitur Democrates (Diálogo sobre la armonía entre la disciplina militar y la religión cristiana, titulado Democrates), Roma 1535, de Sepúlveda, al que aquí se refiere el autor, pero es cierto que la matriz horaciana de la inspiración poética de Garcilaso echaba mano con frecuencia de esta figura mitológica, y el intento de celebrar a Sepúlveda por su nuevo cargo de historiador del Emperador, justifica la alabanza implícita por el refinamiento de su estilo y, por consiguiente, el acercamiento de su prosa a la poesía épica.
6 África: El emperador Carlos V ha derrotado recientemente a África, personificada aquí y descrita como 'atemorizada' ante un guerrero valiente y muy religioso (piadoso como el héroe de la Eneida de Virgilio). En 1535, de hecho, bajo la presión de un malestar general debido a la reciente conquista de Túnez por parte de los otomanos y a las incursiones con que los piratas de Jair ad-Din (el Barbarroja) infestaban las costas italianas, el Emperador organizó una exitosa expedición a Túnez (África), en la cual Garcilaso mismo participó. Véase Comentario v. 7.
12 quatiens manu: ‘agitando la mano’. Es célebre el retrato del Emperador a caballo realizado por Tiziano en 1548, conservado en el Museo del Prado de Madrid. Carlos V amaba, por otro lado, hacerse retratar como un gran líder militar y son muchos los artistas que se aventuraron en este sentido. Esta imagen que emerge en los versos de Garcilaso logra conciliar la realidad histórica con la del héroe épico, tal como es descrito por Virgilio. Piénsese en la figura de Mecencio en el Libro 10 de la Eneida, o en la de Eneas, curado y listo para volver a luchar, en el 12.
13-16 Dos comparaciones épicas añaden fuerza expresiva al retrato del Emperador a caballo, ambas hacen referencia a elementos de la naturaleza, es decir, la fuerza del fuego que atraviesa campos de rastrojos y la del viento que dispersa las nubes. Si la primera –que se encuentra en Ovidius (1, 452-567)–, remite al célebre pasaje del enamoramiento de Apolo por Dafne, en el caso del viento, su fuerza destructiva encuentra un contexto épico preciso, en versos no distantes de aquellos citados respecto al v. 12. En el Libro 12 de la Aeneis, no obstante, es Turno quien se mueve arrollador como el Bóreas.
17-24 El poeta, que había participado personalmente en esos eventos, pinta una escena dramática, el comienzo del asalto a una ciudad africana, tal vez La Goleta (la fortaleza en la costa a pocos kilómetros de la capital), tal vez Túnez. El emperador se presenta listo para atacar a sus tímidas presas (los Masileos eran los antiguos habitantes de Numidia, al igual que los Nómadas o Numidas), un león africano que merodea al pie de una fortaleza rodeada de murallas altas y torres. Dentro de la fortaleza, las jóvenes mujeres miran suspirando cómo sus esposos van al encuentro del enemigo y sufriendo en el temor de perder para siempre a sus esposos, les dirigen algunos consejos, que van a ser ignorados.
25-36 Las mujeres africanas piden a sus hombres que se alejen de la furia de los españoles, porque son más débiles que ellos y el enfrentamiento podría tener resultados negativos. César, de hecho, es un nombre que evoca el nacimiento por cesárea: solo puede amar la matanza y la sangre quien lleva este nombre. Seguramente aquel que nace de la sangre, de una herida sangrienta, sentirá placer en sembrar la matanza y en ver sangre derramada en el campo.
36 sed de calor: Nótese que a Garcilaso le gusta cerrar con una pregunta retórica sus odas, y al hacerlo deja en el lector -como hacía su maestro, Horacio- una impresión de inconclusión, de diálogo abierto.
1-6 arcum ... concessit: La imagen del arco tensado por el hábil arquero hasta el punto en que los dos extremos (capita) podrían tocarse mutuamente es una metáfora del esfuerzo intelectual desplegado por Sepúlveda para convencer a sus lectores de que religión y guerra pueden ir juntas en su obra De covenientia militaris disciplinae cum Christiana religione dialogus, qui inscribitur Democrates (Roma, 1535). Fuera del contexto bélico o de caza, la tradición sostiene que Cupido, el dios del Amor, utilizaba un arco con flechas de oro o plomo, las primeras para enamorar, las segundas para provocar odio y repulsión (ver Oda III). Ovidio habla de ello en el primer libro de las Metamorfosis donde narra la muerte del Pitón a manos de Apolo y la subsiguiente disputa de este con Cupido (1, 434-473). Un arco famoso por su inflexibilidad (se doblaba solo en las manos de su legítimo propietario) fue el de Ulises, que el héroe -como nos narra Homero en los libros 21 y 22 de la Odisea- utilizó para vengarse de los pretendientes que asediaban su palacio y a su fiel esposa Penélope. Lograr que las dos extremidades de un arco se toquen es una empresa muy difícil, si no imposible, e implica una gran fuerza, tanto, que Virgilio utiliza esta imagen hiperbólica para describir la pasión con la cual la diosa Diana venga la muerte de la virgen Camila en el undécimo libro de la Eneida, matando a su asesino, Arunte. La ejemplaridad de esta descripción, en la que la fuerza de la diosa al doblar el arco se expresa en la extrema velocidad de su flecha, está también presente en el Poliziano de las Estancias, que utilizó la misma imagen para describir la pasión con la cual Cupido disparó la flecha dorada que enamoró al joven Iulo de la bella Simonetta.
3
ut curvata coire: Alcina Rovira
(2023b) señala que el comentario de Claudio Donato al pasaje de la
Eneida mencionado en estos versos (Aeneis, 11, 859-861), publicado en 1535 por Scipione
Capece con dedicatoria a Garcilaso (véase Keniston, 1922:
438, Fosalba, 2009: 72-75, Fosalba, 2019: 38-40, Gargano, 2012: 25-28),
se detiene con especial atención en la explicación de la imagen del arco,
utilizando una expresión que parece haber inspirado a Garcilaso: Et duxit longe: Ipsam scilicet sagittam cum nervo donec curvata coirent
inter se capita
Virgilius, Aeneis, 11, 859-861.
7 incumbit: Ahora recae sobre Sepúlveda otra importante tarea: deberá narrar (dicere) la empresa africana de Carlos V. En 1534, Khayr al-Din, conocido como Barbarroja, había ocupado la ciudad de Túnez, habiendo antes asaltado la costa de la Calabria y Nápoles, y después Cerdeña y Sicilia y de ahí pasó a Túnez, que estaba a un tiro de piedra de las costas europeas del Mediterráneo, en particular el Reino de Nápoles (sobre el memorial acerca de estas fechorías de Barbarroja que escribió Garcilaso para el emperador, véase Fosalba-Nievas 2022). Por esta razón, el emperador organizó una flota y se dirigió hacia las costas africanas, logrando la victoria en la conquista de La Goleta y Túnez, no sin derramamiento de sangre. Garcilaso participó en esa campaña: la armada regresó a Italia en agosto de 1535 (véase Fosalba, 2019: 180-209). El uso del verbo "incumbere" en presente para indicar el deber que pesa sobre Sepúlveda también puede entenderse como énfasis en la dificultad de la tarea; no olvidemos que antes de él, otros personajes como el dominico Bernardo de Gentile y Antonio de Guevara habían aceptado escribir una historia de las hazañas del Emperador, pero sin completar la obra. La tarea también era desafiante porque las expectativas del Emperador eran muy altas (Cuart Moner 2011).
8 sub rege intrepido et pio: Se alude a Carlos V, presentado aquí valeroso, dotado de piedad como el piadoso Eneas de memorable referencia virgiliana. Sin embargo, compárese con lo que sugiere Gray (2016: 18-23) sobre los versos siguientes. La imagen del emperador a caballo, completamente armado y provisto de una lanza letal, es frecuente en la iconografía que lo representa: cf. Barnard (2014: 58) y Barberis (2017). intrepidus es adjetivo frecuente referido a los combatientes, se encuentra en Séneca, Lucano, Silio Itálico, pero también en Sepúlveda De bello Africo, refiriéndose a Carlos V (véase Barnard, 2014: 58).
9 insigni ... equo maculis vectus equo: En la Eneida se hace referencia frecuente al caballo con manchas blancas de Turno (Virgilius, Aeneis, 12, 324-384; véase Alcina-Villalonga, 1995: 253). La postura del emperador parece resonar de cerca con la del rey de los Rutuli, más que con la del piadoso Eneas. “This is Charles displayed yet again as the exalted emperor warrior – like the new Scipio Africanus of the Goleta sonnet anth the African Caesar [el César Africano] of the Second Elegy (v. 5) – an iconic image that anticipates the Caesar of the Tunis tapestries and Titian’s equestrian painting of Charles with a lance at the battle of Mühlberg” (Barnard, 2014: 58).
9-16 Para definir la velocidad de sus movimientos, la agilidad de
su cabalgar, pero sobre todo el efecto de las tropas apartándose a su paso, se
utiliza la similitud del viento en el v.
10 y luego la de las espigas expuestas al fuego o incluso de las nubes
expuestas al viento, que se dispersan en el aire. Ambas metáforas sirven para
engrandecer la figura del líder cuyo paso hace que todo pierda consistencia: las
espigas son devastadas por el fuego hasta desaparecer, las ligeras nubes se
disuelven a merced del viento, huyen asustadas las tropas enemigas. Tomando como
referencia algunas notas de Morros, Gray (2016: 22)
considera que la imagen de Carlos V, así descrita, evoca a la de Turno, el
antagonista de Eneas, creando así una verdadera paradoja. El lector,
desconcertado, se encuentra asociando al piadoso caballero troyano con su feroz
oponente en un solo retrato de hombre de armas. Se añade la sugerencia que
proviene de Alcalá (1950: 162), según la cual la hastam laetalem de Carlos V recordaría al
fatiferum ensem
de Eneas en Virgilius,
Aeneis, 8, 621.
15-16 caelum per apertum ventis dant nebulae vagis: Virgilio emplea la imagen del viento que pasa rápido entre las nubes dispersándolas como símil para el avance de Turno. Lucrecio también aprecia dicha imagen, aunque en referencia a la propagación de las epidemias. El lenguaje épico se contamina en la memoria de Garcilaso con el lírico en el momento en que elige el atributo catuliano (pero también horaciano) vagus.
17 pugnax: El adjetivo "pugnax" se encuentra varias veces en Lucano y en Silio Itálico como atributo de guerreros y líderes militares. En Horacio se dice de Aquiles (véase Carmina, 4, 6, 8). Resulta destacable que Francesco Molza lo asocie en una de sus elegías a Hispania (2, 1, 34). Alcina Rovira (2023b) recuerda que es un atributo de Carlos el Temerario. trepidos: Los enemigos de Carlos V, ya designados con el adjetivo pavitans en el v. 7, son nuevamente representados aquí sacudidos por el miedo, trepidi, y luego comparados (v. 20) con animales imbelles, inofensivos, incapaces de luchar, sobre los cuales se abalanza un león (véase Fosalba, 2019: 194, Fosalba, 2023: 366-371). El adjetivo se refiere a menudo a animales asustadizos objeto de caza (ciervos en Ovidius, Metamorphoses, 3, 356), pero también a soldados (también se encuentra en Verino, Carlias)
18-19 Massylas [MS antes de la corrección] ... Nomadas: Los dos adjetivos hacen referencia a África. Los Massili eran una tribu africana que habitaba en la Numidia (Argelia), al igual que Nomadi es una variante gráfica, más cercana al griego Νομάδες, para Numidii. La hendyadis refuerza la connotación del enemigo, sin dejar dudas sobre los eventos a los que el autor quiere aludir. La similitud pertenece a la tradición épica (véase Alcina-Villalonga, 1995: 254): el líder, presa de la furia devastadora de la guerra, se abate sobre los enemigos como un león feroz, símbolo de fortaleza y majestuosidad al mismo tiempo. Así lo describe Virgilio en la Aeneis, 12, 792-796, refiriéndose a Turno, pero la imagen aparece con frecuencia en la poesía trágica y épica latina, incluso humanística. Fosalba (2023: 369) destaca que el sintagma saevus leo es ambivalente en cuanto al significado: “puede significar feroz pero también cruel, que persigue a las imbelles feras, es decir, a las mansas fieras, lo que ya resulta más inquietante”. Si nos atenemos al primer significado, podríamos creer en un juicio positivo: la ferocidad entra, de hecho, en los atributos del combatiente fuerte y del soldado valiente; la crueldad, por otro lado, pertenece más propiamente a la bestialidad e inhumanidad, y sugiere, si no un juicio completamente negativo, al menos la falta de aprobación por el comportamiento leonino del Emperador. El adjetivo saevus también tiene una interesante aparición en Horacio. Como señala siempre Fosalba (2023: 370) en Horatius, Carmina, 1, 6, 8, es atributo de la domus Pelopis y se contrapone en el giro de dos versos a imbellis lyra horaciano, que huye precisamente de las obras épicas o trágicas (en este último caso, la referencia a la saga de Pélope). En otra parte, y precisamente en la oda dirigida a Brassicano, Garcilaso emulará estos mismos versos para declarar la humildad de su lira en comparación con las ambiciones narrativas y encomiásticas de su interlocutor. El paralelo con este contexto, además de revelar la fuerza de la memoria poética horaciana en nuestro poeta, puede tener dos significados opuestos: atenuar la expresividad del adjetivo saevus (alusión a la tragedia de la guerra y al tema que Sepúlveda tendrá que abordar en su obra histórica, de la cual el poeta huye) o resaltar aún más su connotación negativa (la crueldad e incluso la impiedad de la casa de Pélope, es decir, el terrible mito de Tántalo, asesino de su hijo, cuya carne sirve desafiante en el banquete de los dioses), en comparación con la inspiración lírica de Garcilaso.
20 imbelles agitat feras: Agitare es un verbo utilizado especialmente en contextos de caza, y imbelles son los animales no feroces objeto de caza. Como destaca Fosalba (2023: 367), el poeta utiliza aquí la palabra fera en referencia a un ser humano, y en particular a los musulmanes infieles de Túnez, quizás evocando el pensamiento de su interlocutor sobre la inferioridad, casi bestial, de las poblaciones bárbaras o no cristianas que habitaban África, y con referencia a lo que escribirá luego en el Demócrates secundus, sobre el Nuevo Mundo. Imbelles además se opone semánticamente al saevus leo del verso 18 y es atributo de las poblaciones derrotadas por César en Virgilius, Georgicae, 2, 172, pero también de aquellos que no luchan (como mujeres y niños) en Livius, 28, 31. El uso de este adjetivo remite a un juicio negativo de Garcilaso hacia los actos de saqueo perpetrados en Túnez (Fosalba, 2023: 367).
21-22 turribus altis: La imagen de las mujeres que desde lo alto de las murallas de la ciudad asediada presencian los combates tiene ascendencia clásica (recuérdese una escena similar en la Ilíada, retomada por Horatius, Carmina, 3, 2, pero también se encuentra en la cultura romance).
24 sponsae: La palabra sponsa es muy rara en la poesía latina clásica, donde se prefiere uxor, mater o incluso mulier. Es probable que la elección no tenga solo una razón métrica: la imagen de las novias privadas nuper amoribus, es decir, a las que se les ha arrebatado el amor del joven esposo, pretende ser más efectiva en el contexto de la crueldad de la guerra. No debe creerse, de hecho, que estos versos tengan un valor elogioso hacia Carlos V; al contrario. Su poder destructivo no se pinta en el contraste de la lucha, sino que se compara con una caza de bestias inermes o la matanza de jóvenes esposos. Además, no se debe olvidar el recuerdo del episodio conclusivo de la historia de amor entre Dido y Eneas, cuando la reina desde lo alto de las murallas de Cartago observa la flota troyana alejarse y lanza contra su antiguo amante, impío y cruel, un anatema que pretende ser el origen de todas las guerras "africanas". O la imagen de la novia Andrómaca, privada de Héctor por la furia de Aquiles, tal como la representa Virgilius, Aeneis, 2, 456.
25 heu iuvenes: Habitualmente, en la épica clásica es el general quien se dirige a sus hombres para incitarlos a la lucha; aquí, las mujeres exhortan a sus esposos a "no" luchar en un enfrentamiento desigual.
27
congressusque nefandos: El adjetivo ciertamente no
pertenece al campo semántico de la guerra, aunque se use a menudo en contextos
bélicos, sino más bien al ámbito religioso: de hecho, significa fundamentalmente
impío, delincuente, pecaminoso. En estos versos, es atributo de
congressus, entendido como encuentro (cf. con Alcina Rovira (2023b), ita congressus impari numero magnos impetus legionum … sustinet
Caesar, Bellum civile, 1, 40, 6, 1 e gressus nefandos dux Cephallanum admovet
Seneca, Troades, 518), y arma. El adjetivo remite a un lugar extremadamente importante en la
memoria poética de Garcilaso, Virgilius, Aeneis,
4, 495-8, como señala Alcina Rovira (2023b), es
decir, la preparación del suicidio de Dido. La reina africana pide que se recojan
todas las cosas que pertenecieron a su amante traidor
(impius) en una única pira, con el objetivo de
destruirlas en una especie de sacrificio purificador. Carlos se presentaba como el
legítimo sucesor, a través de los emperadores romanos, del Eneas virgiliano.
28-32
quando nomina ... caede nova: Alcina Rovira (2023b) señala como fuente a Isidoro: Caesar autem dictus, quod caeso mortuae matris utero prolatus eductusque
fuerit
Isidorus, Origines, 9, 3, 12, también citado en los diccionarios latinos accesibles para Garcilaso (como
Calepinus, 1599, f. 45v). Para la expresión
eripuit natum utero, el estudioso también cita la
traducción latina de Píndaro, a cargo de Joannes Lonicer, publicada en Basilea en
1528, que Garcilaso podría haber conocido. En este contexto, se puede mencionar
también un pasaje famoso de Auspicatius enecta parente gignuntur, sicut Scipio Africanus prior natus
primusque Caesarum a caeso matris utero dictus, qua de causa et Caesones
appellati
Plinius (Naturalis Historia, 7, 47). Sin embargo, estas palabras se superan y van más allá de la simple
explicación de nomen: si Plinio había utilizado el adverbio
auspicatius, con mejores auspicios, para indicar el
privilegio de la suerte de los que nacen por cesárea, incluso a pesar de la muerte
de la madre, Garcilaso destaca una consecuencia muy diferente, es decir, una
crueldad innata. Aquí, el poeta agrega que los que nacen por cesárea y con la
muerte de la madre son particularmente propensos a la matanza y, por lo tanto,
despiadados y terribles. El hecho de que sean las mujeres enemigas las que hablan
de esta manera atenúa el efecto extraño de esta representación inhumana del
emperador Carlos V, pero afecta profundamente a la interpretación de la oda. La
expresión caede nova, como señala Alcina Rovira (2023b), evoca dos lugares importantes de la
Eneida en los que es protagonista Eneas, el primero (10, 514-515) retrata al príncipe troyano en busca de Turno,
culpable del asesinato de Palante (véase el comentario de Donato sobre este
pasaje); el segundo (8, 695) es la célebre descripción
del escudo de Eneas forjado por Venus y, en particular, la imagen de la batalla de
Accio y de César victorioso en la mar.
33-34 pedem ad vitam imposuit: Alcina Rovira (2023b) señala que la construcción imponere ad es frecuente en latín tardío, pero mucho menos en el latín clásico.
36 caedis calidae sitim: Alcina Rovira (2023b) destaca cómo la aliteración entre caedis y calidae remite al verso final del párrafo anterior (gaudens caede) y más arriba a caesa del v. 29.
1-2
arcum ... ducere: ducto cum Pelion arcu
Claudianus, 9, 1 (Epith. de nuptiis Honor.
Praef.) (Alcina Rovira 2023b).
2
saevae militiae: denique saevam / militiam puer et Cantabrica bella tulisti
Horatius, Epistulae, 1, 18, 54-55 (Alcina Rovira 2023b).
3-4
ut curvata coire...capita: Dixit, et aurata volucrem Threissa sagittam / Deprompsit pharetra cornuque
infensa tetendit / Et duxit longe, donec curvata coirent / inter se capita et
manibus iam tangeret aequis, / laeva aciem ferri, dextra nervoque
papillam
Virgilius, Aeneis, 11, 858-862) (Alcina-Villalonga, 1995: 252)
6
concessit: tene suam Tethys concessit ducere neptem?
Catullus, 64, 29 (Alcina Rovira 2023).
7
pavitantem: subiecit pavitantem
Virgilius, Aeneis, 11, 813 (Alcina-Villalonga, 1995: 253).
8
sub rege intrepido et pio: numquam libertas gratior extat / quam sub rege pio
Claudianus, 24, 114-5 (De consul. Stiliconis,
3) (Alcina Rovira 2023).
9
qui insigni maculis vectus equo: nec mihi displiceat maculis insignis
Virgilius, Georgicae, 3, 56 (Lumsden, 1947: 340), primus equum phaleris insignem victor habeto
Virgilius, Aeneis, 5, 310, equus bicolor maculis
Virgilius, Aeneis, 5, 566, maculis quem Thracius albis / portat equus
Virgilius, Aeneis, 9, 49-50 (Gutierrez, 1952: 295), insignis Messapus equis
Virgilius, Aeneis, 10, 354, vectus equo spumante Saces
Virgilius, Aeneis, 12, 651; vexet eques metuendus hasta
Horatius, Carmina, 3, 2, 4 (Gutierrez, 1952: 295).
9-11
citos praevertit … per agmina: dura pati cursuque pedum praevertere ventos
807, vel conferre manum vel equo praeverere ventos
Virgilius, Aeneis, 12, 345 (véase Bonilla, 1899: 369, Alcalá,
1950: 162), diversa per agmina Turnum
Virgilius, Aeneis 557, disiecta per agmina Turnus
Virgilius, Aeneis, 689; video per densa volantem / agmina ductorem Libyae currusque citatos / arma
virum super atque artus et signa trahentem
Silius Italicus, 8, 660-62; atque citos celeres praevertunt cursibus euros
Aleandro, Mocenica, 1, 138.
11-12
hastam letalem quatiens manu: ipse manu quatiens
Virgilius, Aeneis, 7, 143, at vero ingentem quatiens Mezentius hastam
Virgilius, Aeneis, 10, 762, at fervidus advolat hasta / Messapus teloque …
Virgilius, Aeneis, 12, 293-4; telum immane manu quatiens; simul agmine denso
Virgilius, Aeneis, 12, 442 (Gutierrez, 1952: 295); tum fervidus hastam
Silius Italicus, 1, 386, dextraque tremente / arma toro et notum quaerebat fervidus ensem. / huic
Mago, inversa quatiens ut dispulit hasta / bellantem somnum…
Silius Italicus, 7, 326-29, tum senior quatiens hastam lacrimisque coortis
Silius Italicus, 7, 547.
13
dat cui non aliter turba locum: ipsa tibi accessus turba locumque dabit
Ovidius, Ars amandi, 1, 604, cuncta Iovi cessit turba locumque dedit
Fasti, 2, 668; dat euntibus ingens / turba locum et muto celebratur gloria Christi / in
pecore
Paulinus Nolanus, 18, 438-40.
13-14
leves ... flammis stipulae per nemus aridum: atque levem stipulam crepitantibus urere flammis
Virgilius, Georgicae, 1, 85 (Alcina-Villalonga, 1995: 253); utque leves stipulae demptis adolentur aristis, / ut facibus saepes ardent,
quas forte viator / vel nimis admovit vel iam sub luce reliquit
Ovidius, Metamorphoses, 1, 492-4; flamma de stipula nostra brevisque fuit
Ovidius, Tristia, 5, 8, 20 (Alcina-Villalonga, 1995: 253).
15-16
aut caelum per apertum / ventis dant nebulae vagis: ut nubes nebulaeque superne / per caelum veniunt
Lucretius, 6, 1099-1100; ne tua dicta vagis nequiquam credita ventis
Catullus, 65, 17 (Alcina Rovira 2023b); ac velut Edoni Boreae cum spiritus alto / insonat Aegaeo sequiturque ad
litora fluctus; / qua venti incubuere, fugam dant nubila caelo
Virgilius, Aeneis, 12, 365-7 (Gutierrez, 1952: 295); ripa vagis taciturna ventis
Horatius, Carmina, 3, 29, 24.
17-18
Pugnax perpetuo dum trepidos agit / gyro: vitamque sub divo et trepidis agat / in rebus
Horatius, Carmina, 3, 2, 5-6 (Gutierrez, 1952: 295); Fessa tibi Ausoniae, pugnax Hispania, tellus
Molza, Elegie, 2, 1, 33; dumque animos agit in gyrum vesana libido
Mantovano, Parthenice, 6, 558.
20
imbelles agitat feras: feras agitabat Iulus
Virgilius, Aeneis, 7, 478, Silvis te, Tyrrhene, feras agitare putasti?
Virgilius, Aeneis, 11, 686; Inbelles feriunt per sua tela feras
Arator ad Flor, 22; Imbellesque agitat tantum lascivia sensus
Pontanus, Urania, 3, 636.
21
suspirant timido pectore: mulier timido pectore
Plautus, Epidicus, 531; Tyriae suspirant nomina matres
Statius, Thebais, 6, 17.
21-22
turribus /ex altis: turribus aut altis, et magnas territat urbes
Virgilius, Aeneis, 4, 187, ingentisque tenent fossas et turribus altis
Virgilius, Aeneis, 9, 470, miseri stant turribus altis
Virgilius, Aeneis, 10, 121; quem de turribus altis / [...] spectabant Tyriae non torvo lumine
matres
Statius, Silvae, 5.2, 122-4 (Alcina Rovira 2023b); pero véase también Horatius, Carmina, 3, 2, 6-12 (Alcina-Villalonga, 1995: 254).
22-23
per aequora / campi: filius ardentis haut setius aequore campi / exercebat equos curruque in
bella ruebat
Virgilius, Aeneis, 7, 781-82 (Keniston, 1925: 302, Alcalá, 1950:
163); spatiosa per aequora campi
Nemesianus, Cynegetica, 269.
25
orbatae: at mater uiridis saltus orbata peragrans
Lucretius, 2, 355; ceu cinerem orbatae pressant ad pectora matres
Silius Italicus, 8, 129; orbataeque ruunt ad gaudia matres
Claudianus, In Rufinum, 2, 430.
25
heu iuvenes: heus – inquit – iuvenes, monstrate…
Virgilius, Aeneis, 1, 321.
26
vitate imparibus viribus: vitate quaecumque vulgo placent
Seneca, Epistolae, 8, 3, 2; vitate nefanda compendia
Cassiodorus, Variae, 11, 5, 3; si qua fors adiuvet ausum / viribus imparibus
Virgilius, Aeneis, 10, 458-59 (Alcina Rovira 2023b), Viribus imparibus fidens e Naldi Volaterrais
Petrarca, Africa, 9, 406
Viribus imparibus licet extra moenia quaedam
2, 412, cernunt non viribus aequis
Virgilius, Aeneis, 12, 218.
27
congressusque nefandos: atque utinam fecisses ante nefandos / concubitus
Ovidius, Meamorphoses, 6, 540-41; gressus nefandos dux Cephallanum admovet
Seneca, Troades, 518 (Alcina Rovira 2023b).
32
caede nova: arva nova Neptunia caede rubescunt
Virgilius, Aeneis, 8, 695, (Alcina Rovira 2023b); fervere caede nova
Virgilius, Aeneis, 9, 693; caede nova quaerens
Virgilius, Aeneis, 10, 515; Laudavitque nova caede cruentus eques
Claudianus, De consolatu Stilichonis 24, 3,
praef. 14; Hostes caede nova et pugna fervere secunda
Verinus, Carlias, 14, 183.
33
funereo limine: a mortis limine
Catullus, 68a, 4 (Alcina Rovira 2023b).
34-35
indidem / ingeneretque: non decet / tam vetus sine liberis / nomen esse, sed indidem / semper
ingenerari
Catullus, 61, 212-15 (Alcina Rovira 2023b)
36
caedis calidae sitim: calidumque priori / caede recalfecit consorti sanguine telum
Ovidius, Metamorphoses, 8, 443-4, caedis amor feritasque sitisque immensa cruoris
Ovidius, Metamorphoses, 13, 768 (Alcina Rovira 2023b); caedis sitientem differat arcum
Claudianus, 17, 297 (Paneg. dictus Manlio
Theodoro) (Alcina Rovira 2023b); Foedarit calido sitientia rura cruore
Pontanus, Urania, 2, 749.
1
religionis: relligionis P
M añade relligionis en el margen. Dado que ambas
grafías se utilizan desde la Edad de Plata en adelante, la ‘corrección’ de M,
respaldada por la lectura de P, debe entenderse respetuosa del antógrafo. Alcina Rovira (2023b) considera que la corrección
relligionis es más antigua y, de todas formas, de otra mano
distinta de la del copista, por lo que propone dejar
religionis.M añade relligionis en el margen. Dado que ambas
grafías se utilizan desde la Edad de Plata en adelante, la ‘corrección’ de M,
respaldada por la lectura de P, debe entenderse respetuosa del antógrafo. Alcina Rovira (2023b) considera que la corrección
relligionis es más antigua y, de todas formas, de otra mano
distinta de la del copista, por lo que propone dejar
religionis.
3 coire: P escribe inter se después de coire y luego lo elimina. Aquí, como en otros lugares, P muestra no tanto a un copista distraído como apresurado. Las palabras que escribe y luego borra pertenecen al verso siguiente (ver versos 8, 26, 35).
8 intrepido: Antes de intrepido M escribe y luego borra una p (ver versos 3, 26, 35).
10 praevertit ... ventos per agmina: Bonilla, 1899: 369 leyó praevortit y también así Mele (1924: 48), Gutiérrez 1952 y Alcina-Villalonga 1995. Luque Moreno (1979: 307) criticó como “innecesaria la corrección de Keniston”, que en realidad simplemente restauraba la lectura de M, seguido por Alcina Rovira (2023b).
12 Laetalem es una ultracorrección de manuscritos y luego de editores, según Luque Moreno (1979: 305). Este fue el primero en proponer la forma más correcta desde el punto de vista clásico, letalem, seguido por Alcina-Villalonga (1995: 253), Czepiel (2022: 761) y Alcina Rovira 2023b, que también registra la forma diptongada. Una rápida búsqueda textual sobre el uso humanístico revela que la grafía laetal* era bastante común en los siglos XIV y XV.
13 aliter: En la imagen del manuscrito de Praga, esta palabra aparece casi completamente cubierta con una mancha de tinta, pero los rasgos visibles pueden leer con el manuscrito de Madrid.
15 caelum: Keniston (1925: 214) prefirió conservar la lectura del único testimonio que conocía (M), es decir, coelum, que, además, es una grafía muy común en latín humanístico. P, en cambio, lee la forma más clásica caelum.
17 dum trepidos agit: Bonilla (1899: 370) n. 1: “por trepido. Entiendo perpetuo como adverbio, aunque bien pudiera ser adjetivo, concordante con gyro. En este último caso convendría leer trepidus en vez de trepido. Mido así el verso: Pūgnāx pērpĕtŭō dūm trĕpĭdōs ăgĭt. Sobre esta nota, Luque Moreno (1979: 307) comentó: “trepido debe ser una confusión del copista con el perpetuo del mismo verso”. En realidad, M reporta correctamente trepidos.
18
gyro: giro M Massylias P (i escrita encima) Massylas M
giro: P ahora ofrece la
ortografía estándar gyro (cf. la diferencia en 15 caelum
arriba). Bonilla (1899: 370) propuso la corrección a
gyro, pero también en este caso (cf. 15 laetalem) es
fácil verificar que la grafía gir* está ampliamente atestiguada en el
latín moderno. A Bonilla lo siguió Mele (1924: 48), Gutiérrez (1952: 296), Keniston (1925:
215) y Reed (2021: 478); Czepiel (2022: 761) reproduce la lectura de P. Cf. Oda
1.70.giro: P ahora ofrece la
ortografía estándar gyro (cf. la diferencia en 15 caelum
arriba). Bonilla (1899: 370) propuso la corrección a
gyro, pero también en este caso (cf. 15 laetalem) es
fácil verificar que la grafía gir* está ampliamente atestiguada en el
latín moderno. A Bonilla lo siguió Mele (1924: 48), Gutiérrez (1952: 296), Keniston (1925:
215) y Reed (2021: 478); Czepiel (2022: 761) reproduce la lectura de P. Cf. Oda
1.70.
18
Massylas: La lectura de los manuscritos es
Massylas (también trae Massylas la transcripción del
poema a partir del manuscrito BNM 5785 en Losada (1949:
633), que luego el copista de P corrige, agregando una "i" interlineal
en Massylias (así en Czepiel 2022: 761). La
decisión está entre dos solecismos métricos, ya sea un error de prosodia (y breve
en lugar de y larga: cf. más abajo en I, 25 considere, III, 56
forte, y IV, 24 diviti) o una sustitución de una sola
sílaba larga por dos cortas en el segundo coriambo (que no se encuentra en ningún
otro lugar de la poesía latina de Garcilaso). El lugar es objeto de debate entre
los críticos debido a la prosodia larga de la segunda sílaba de la palabra,
atestiguada de manera coherente en el mundo clásico y que crea un fallo métrico
(una larga en lugar de las dos breves del coriambo). La adición de la "i" no ayuda
a corregir el texto (la sílaba -sy-, de hecho, sigue siendo larga). Bonilla (1899: 370) leyó incorrectamente
Marsylias, que no tiene atestaciones en la poesía clásica, sino
solo en la medieval. Mele (1924: 48), seguido por Gutiérrez (1952), escribió Massylius como
atributo de leo, sin una explicación y, sobre todo, sin mejorar la estructura
métrica del verso. Keniston (1925: 213) propuso
Massylias: “The manuscript reading is corrupt; the form Massylias
which I have adopted, gives the requisite number of syllables, but is not correct,
for the y is long. Possibly Garcilaso confused the word with Massilia, which has
short i” (Keniston, 1925: 301-302).
Massiliam (con lectura: larga breve breve larga) se atestigua en
Avieno, Orbis Terrae, 281, referido a
la ciudad de Marsella. Gallego Morell (1966) y Alcina-Villalonga (1995: 254) aceptan
Massylias. Luque Moreno (1979: 307), al
respecto, sin consultar el manuscrito, escribió: “Massylias es lo más
cercano a los manuscritos; es correcto en cuanto al léxico y en cuanto a la
sintaxis: Massylias… Numidasve (con Massylius
no se entendería la disyuntiva -ve). Resulta, en cambio, incorrecto desde el punto
de vista de la métrica, aunque, eso sí, no supondría una falta grave, dado su
carácter de nombre propio extranjero (podría tratarse también de una confusión con
Massilias)”. Reed (2021: 478-79) ha
vuelto recientemente sobre el tema sugiriendo una posible superposición entre
Massylias y Massilias: según él, Garcilaso podría
haber querido aludir a la campaña en Provenza, poco después de la de Túnez. No se
trataría entonces de una falta métrica, sino de un juego de palabras voluntario y
alusivo. Al respaldar la lectura de M, Alcina Rovira
(2023b) ha comparado una solución similar en nutriunt ūmore, donde una sílaba larga reemplaza dos cortas en un
ferecráteo
Catullus, 61, 25, agregando: “se trata de un lábil topónimo, tipo de palabras que, como en
la onomástica, frecuentemente dan sorpresas en neolatín y castellano”.
19 sylvas: Bonilla (1899: 370) propuso corregir sylvas por silvas, seguido solo por Mele (1924: 48).
19 Nomadasve: Esta es la lectura de ambos manuscritos. Debido a un malentendido en la lectura de la primera letra mayúscula (H/N) en M, Bonilla (1899: 370) propuso corregir el error Homadasve en Homonadesve o Homonadasve, indicando en Plinius, Naturalis Historia, 5, 23 la fuente (Bonilla, 1899: 370, n. 4): sin embargo, no se ha encontrado ninguna aparición de este término en la literatura latina. Keniston 1925 corrigió, modernizando el texto, en Numidasve (seguido por Alcina-Villalonga, 1995: 254), Mele (1923-1924: 48) propuso Nomadasve, seguido por Gutiérrez 1952, una grafía equivalente a Numidas tanto desde el punto de vista métrico como en cuanto al significado. Luque Moreno (1979: 307) aceptó la conjetura de Keniston (1925: 215), preferida por Reed (2021: 479) y Czepiel (2022: 760-61).
26 armaque: P se corrige interscribendum por amo... en armaque con una r superindice (ver versos 3, 8, 35).
27 nefandos: Eugenio Mele (1923-1924: 49) comentaba en una nota: “Nefandos es aquí absurdo: será nefastos”. “La corrección nefastos parece, además de innecesaria, poco acertada”, comenta Luque Moreno (1979: 307).
29 student: Keniston (1925: 259) pensó en corregir este impersonal plural a studet. Luque Moreno, 1979: 307 comentó: “Es preferible el texto de Mo [M] que da mejor sentido: son otros, no la madre, los que ‘tratan de arrancar’”.
34-35 ingeneretque furorem: P transcribió y luego eliminó después de furorem la frase et caedis (ver versos 3, 8, 26).
34-35
serat indidem / ingeneretque furorem:
Serat se ha considerado largo tiempo error de M, y después del
descubrimiento de P, un error conjetural entre los dos testimonios, también de
carácter poligenético, y se explicó como un malentendido de la grafía de la letra
minúscula /f/, muy similar en algunas escrituras bastardas del siglo XVI a la /s/
minúscula. La emendatio es de Bonilla (1899: 370), seguido por todos los demás editores. Alcina Rovira (2023b) justifica desde el punto de vista del
significado el serat de la tradición al ponerse en relación con
ingeneret del verso siguiente: “el poeta utiliza serat (v. 34)
porque tiene un sentido especial: hay una concatenación entre los significados de
los dos verbos, serat (sembrar) e ingeneret (engendrar, hacer nacer). Esta vez,
sin embargo, lo engendrado es el furor y la sed de sangre de César, la caedis
calidae sitim (v. 35-36)”. Para respaldar esta tesis conservadora se pueden citar
al menos dos lugares clásicos: dissice compositam pacem, sere crimina belli
Virgilius, Aeneis, 7, 339 (son las palabras de Juno a la furia Alecto enviada a encender el conflicto
entre troyanos y latinos) y Spinosas Erycina serens in pectore curas
Catullus, 64, 72. En ambos pasajes citados, el verbo sero se utiliza metafóricamente con el
significado de ‘fomentar, instilar’ y tiene como objeto sentimientos de odio o
pena. Garcilaso lo habría utilizado entonces casi en hendyadis con
ingeneret para indicar no tanto que el furor pertenece al sujeto,
es decir, al Caesar Carlos, sino que éste lo fomenta en sus soldados, porque
quiere presenciar la matanza, más que ser él mismo el actor.Sin embargo, en
ingeneretque, el dáctilo de apertura no horaciano (ˉ ˘ ˘) no tiene
paralelo en la poesía latina de este autor (a pesar de posibles similitudes en la
lírica humanista: ver el apartado de “Métrica” arriba) y es especialmente
inapropiado en el pareado climáctico; por prudencia, lo imprimimos entre dagas.
Mele corrigió ingeneretque por ingentemque (Mele 1924, seguido por Gutiérrez, 1952:
296). Según Reed, la correlación -que ... et (común tanto
en la poesía como en la prosa latina) puede haber llevado a un copista a esperar
un verbo paralelo a serat (con el cual ingeneret es
estrictamente redundante), y la idea de plantar podría haber quedado en la mente
de un copista después de serat, produciendo
ingeneret.
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